lunes, 22 de febrero de 2016

El ferrocarril en el manga y el anime


Si lo tiene en la literatura y en las artes plásticas, no es de extrañar que el ferrocarril también tenga un lugar en el mundo del cómic japonés, el manga. Muy vinculado al manga está el anime, palabra con la que se designan los dibujos animados japoneses que, en muchas ocasiones, son versiones para la pantalla de series de manga de éxito. 

Manga y anime toman de la literatura el uso del ferrocarril como escenario acotado y su presencia constante e imprescindible en la sociedad japonesa. En el tren o en la estación de cercanías estalla la furia del oficinista insatisfecho, se despliega la fantasía de la jovencita enamoradiza o salva a los pasajeros el héroe que neutraliza un atacante.

De las artes plásticas, uno o otro heredan un tratamiento de los convoyes y las estaciones caracterizado por el realismo, el rigor y la fascinación. Pueden coleccionarse las viñetas y las escenas como quien recopila imágenes reales o técnicas de los distintos trenes japoneses.

La saga Rail Wars! merece especial atención porque es un ejemplo de todo lo indicado anteriormente. Nació como novela ligera en 2012 escrita por Takumi Toyoda (9 entregas). El mismo año empezó su adaptación al manga con dibujos de Keiji Asakawa (3 volúmenes) y en 2014 se versionó en anime (12 episodios).

La serie narra las aventuras de un joven que sueña, como muchos, en ser maquinista de tren y que ingresa en la escuela ferroviaria de Tokio. Será destinado a la unidad de seguridad formando equipo con dos chicas y otro chico y tendrá que intervenir en todo tipo de situaciones de riesgo, sea por accidentes sea por amenazas exteriores, al tiempo que lidia con los problemas del corazón propios de su edad.

A los ojos del lector y espectador europeos, las historias adolecen de cierta mojigatería, pero producen fascinación por lo que al tratamiento del ferrocarril se refiere. Ambos aspectos tienen su justificación, el primero debe contextualizarse en los usos y costumbres de la sociedad japonesa en lo que se refiere a la relación entre los dos sexos, y, lo segundo, en el orgullo que esta misma sociedad siente por su ferrocarril. Esto se traduce en unos dibujos que reflejan, como se ha indicado, los detalles constructivos y operativos con rigor y embeleso.


Otro ejemplo, que además muestra que el vínculo entre tren y manga viene de lejos, lo encontramos en la serie Galaxy Express 999 (1977). Narra las aventuras de un joven huérfano que quiere conseguir un pasaje para el Galaxy Express 999, un tren un expreso terrestre convencional que circula por las galaxias y que sólo para en la tierra una vez al año; el objetivo del chico es llegar a la galaxia de Andrómeda y conseguir un cuerpo mecánico. El éxito de la serie llevó a Seibu Railways a decorar en 2014 uno de sus convoyes con sus ilustraciones.


En el Japón existe un notable fetichismo sobre mantener actividades eróticas en los trenes, que incluye el abordar o ser abordado por desconocidos en vagones del metro o de cercanías. Existe un amplio mercado de manga y anime para adultos que tiene el exhibicionismo, el intercambio espontáneo o el acoso en el tren como tema central o único. Uno de los muchísimos ejemplos podría ser Disfrutando del tren (2013) de Nakata Modem, que cuenta la simple y explícita historia de un estudiante de instituto que cada día se encuentra con la misma chica, un poco mayor que él, que se ha propuesto iniciarle durante el trayecto aprovechando que la aglomeración de la hora punta les obliga a estar muy cerca uno de otro.



El anime no directamente de tema ferroviario ha dejado escenas inolvidables con trenes, como es el caso de Steam Boy (2004) de Katsuhiro Ôtomo con sus trenes de vapor victorianos locales o El viento se levanta (2013) de Hayao Miyazaki con una escena que muestra los efectos de un terremoto en un tren circulando.
 

Cinco centímetros por segundo (2007) de Makoto Shinkai describe la relación entre dos adolescentes en la que el tren tiene un papel relevante, y como tal es tratado en, por ejemplo, el detalle en las estaciones o el interior de los convoyes.


El aficionado ferroviario que no conozca el manga y el anime no quedará decepcionado si hace el paso de adentrarse en esta manifestación cultural que, al mismo tiempo, nos es lejana y próxima, lo primero por la distinta escala de valores sociales, lo segundo por el papel que ha tenido el ferrocarril en su cultura.