miércoles, 3 de junio de 2015

Drama en el paso a nivel


Hoy, el mundo ferroviario celebra la 7ª edición del ILCAD (International Level Crossing Awareness Day), una jornada dedicada a la sensibilización sobre la seguridad en los pasos a nivel. Es el día apropiado, pues, para retomar la serie sobre ellos.

La posibilidad o la inminencia de un accidente en un paso a nivel tiene una gran fuerza dramática porque las consecuencias no serán menores. Desde sus inicios, el cine mudo plantó su cámara ante un paso a nivel para poner en vilo el corazón de los espectadores ante la inminencia del desastre: ¿logrará el automóvil donde viaja la chica cruzar la vía sin ser atropellada por el tren o será alcanzada por los villanos?


También en el cómic el paso a nivel ha propiciado secuencias de suspense. Tintín era especialista en salvar el tupé in extremis, reléanse sino Tintin y los soviets, La oreja rota o El asunto Tornasol.


Gerhart Hauptmann escribió un drama magistral entorno a un paso a nivel en la novela corta Bahnwärter Thiel (1888, El guardavías Thiel), que narra la degradación mental del guardavías Thiel desde el momento en que muere de parto su esposa y, para no tener que dejar a su hijo Tobias al precario cuidado de una anciana de la vecindad, se casa con Lene, una vaquera del pueblo. Thiel adora secretamente en su garita a su primera esposa muerta, al tiempo que lidia con Lene, que resulta ser una mujer ardorosa y sexualmente dominante que maltrata a Tobías des del momento que alumbra a su propio bebé. La muerte de Tobías, atropellado por una locomotora en el paso a nivel en un descuido de Lene, precipita el derrumbe psicológico de Thiel que, en un ataque de locura, mata a su esposa y a su hijo.


Volviendo al cine, más dramática es, si cabe, la situación con la que se encuentra el protagonista de Rails & Tails (2007, Raíles y lazos), dirigida por Alison Eastwood, que se inicia con una escena en la que un maquinista de un tren de viajeros, lanzado a más de cien kilómetros por hora, debe tomar una decisión crucial. Una mujer decide suicidarse estacionando su coche, con ella y su hijo dentro, en un paso a nivel a la salida de una curva. Cuando el maquinista ve el coche, debe decidir en décimas de segundo si aplicar frenos en plena curva con riesgo de una catástrofe mayor o arrollar el coche. El tren atropella el coche, del que en el último momento salta el niño, y la compañía inicia la correspondiente investigación. La decisión del maquinista es aprobada por el comité, pero la película va por otros derroteros: la relación entre el huérfano, el maquinista y su mujer, enferma terminal de cáncer.


Visto lo visto, no sólo no es de extrañar que hoy sea el ILCAD, sino que a uno le dan ganas de no tomar ninguna carretera con pasos a nivel y viajar cómodamente en ferrocarril.