martes, 3 de marzo de 2015

Pasión en el andén

De las muchas escenas de encuentros y despedidas de amantes en el andén de una estación de ferrocarril, las más agradecidas para el espectador son aquellas en las que, después de que el director nos muestre la duda i el deseo en los rostros de los personajes, al final, el que está en el tren acaba bajando al andén, como en Amantes (1990) de Vicente Aranda...


... o el que está en el andén acaba subiendo al tren, como en El amor perjudica seriamente la salud (1996) de Manuel Gómez Pereira.


Estas dos películas españolas de finales del siglo XX tenían una tradición en la que engarzarse, por ejemplo la mítica Love in the Afternoon (1957, Ariane), de Billy Wilder. Audrey Hepburn interpreta la cándida hija violoncelista del detective privado Claude Chavasse, interpretado por Maurice Chevalier, que es seducida por un playboy americano, Frank Flanagan, interpretado por Gary Cooper. La escena final de la película, con estos tres monstruos de la pantalla dirigidos por Wilder, pasa por ser una de las mejores escenas de andén, y tiene su clímax en el momento en el que el millonario coge de la cintura a la chica para subirla al tren ante la mirada agradecida de su padre. La guinda musical final invita a una relectura de toda la cinta.


Del mismo año y, candidez por candidez, uno se queda con la escena final de Los ángeles del volante (1957), de Ignacio F. Iquino. Un tierno Fernando Fernán Gómez y una inocente Julita Martínez son los encargados de hacer el un poco más difícil todavía: cuando ya se han despedido, el joven sube al tren en el que parte la chica, detienen el convoy tirando de la alarma, se encuentran, se abrazan, se besan  y se bajan los dos para huir por las vías hacia la felicidad.


En todas estas escenas de andén, suele ser muy divertido entretenerse a mirar qué están haciendo los extras. La gran mayoría simplemente caminan por el andén o suben y bajan de los coches, pero en algunos casos el director les asigna la función de ser contrapunto de la acción principal. Fíjense en las cuatro escenas de hoy y lo comprobarán.